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Los términos extraer, centrifugar y exprimir se mencionan a menudo como si fueran sinónimos, pero en realidad todos estos preparados difieren en muchos aspectos y lo único que tienen en común es el hecho de que son procesos cuyo objetivo es elaborar bebidas a partir de la fruta.
La diferencia entre centrifugadoras y extractores está en la técnica de trituración. La centrifugadora tiene cuchillas que giran a gran velocidad para triturar los alimentos, mientras que el extractor permite hacer zumo por extracción lenta en frío. Esto significa que un zumo hecho con un extractor se conservará mucho más tiempo, mientras que uno hecho con una centrifugadora tiende a oscurecerse en poco tiempo.
Las centrifugadoras tienen una potencia de unos 1.000 W, mientras que los extractores oscilan entre 200 y 400 W. Al tener más potencia, una centrifugadora extraerá zumo en unos 5 minutos, mientras que un extractor en unos 15 minutos.
Los extractores tienen motores con velocidades entre 40 y 100 rpm, mientras que las centrifugadoras alcanzan hasta 15000 rotaciones por minuto.
Hablando de rendimiento, puede decirse que el extractor puede producir alrededor de un 20% más de zumo que la centrifugadora.
Una diferencia importante es la diferencia de sabor entre una centrifugadora y un extractor. Esto no significa que uno sea mejor que el otro, sino que en este caso la elección depende mucho del paladar, ya que el zumo del extractor en frío tiene mucho más cuerpo y es más denso, mientras que el de la centrifugadora es más fluido.
La centrifugadora tiende a destruir las fibras, ya que una cuchilla las trocea y la alta velocidad provoca una fuerza centrífuga que empuja el alimento contra las paredes del filtro, separando así el componente líquido de los residuos, pero sacrificando parte de las fibras. El extractor, en cambio, tiende a conservar algunas más, exprimiéndolo todo a través del filtro con la barrena.
Un zumo suave y seco es perfecto para cualquier cóctel de aperitivo, por lo que en este caso es bueno utilizar una centrifugadora. Un zumo fresco y rico en fibra es perfecto para disfrutar recién preparado y en este caso es bueno utilizar un extractor.
El extractor es fácil de limpiar y lavar, mientras que la centrifugadora requiere más tiempo, sobre todo para desmontar y volver a montar todas las piezas. Para el extractor, tienes que abrir la tapa, quitar la cóclea, el filtro y los recipientes, mientras que para la centrifugadora, te costará un poco más desmontar las distintas piezas.
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